Querido,
Aquí cierro
el ciclo, no solo de mi mente sino de mi corazón. Pongo fin al supuesto
"algo" que teníamos. Te agradezco por haber entrado a mi vida y ser
parte de ella. Eres privilegiado de que alguien como yo te hubiera querido. Me
enseñaste lecciones valiosas que me llevo, siendo algunas:
- Si no me buscas, si no me llamas, si no me mandas mensajes, no es porque estés ocupado, es porque no estas interesado y has hecho ese punto claro.
- Hablar de nuestro futuro, no siempre significa que tu futuro me incluya a mí.
- El que me hayas platicado tu vida no fue más que un momento de vulnerabilidad de tu parte y no porque querías compartir algo tan íntimo conmigo.
- Dejar de poner excusas por ti cuando tu hablabas de otras mujeres y verlo como lo que realmente era; no tuviste el más mínimo respeto por mí.
Realmente
tu no estabas tan ilusionado como yo de ti. Debí suponerlo al momento que
dejaste de escribirme, de hablarme, de interesarte. Lo que no entiendo querido
fue mi necedad de seguirte buscando, de seguirme ilusionando. Pero bueno,
lección aprendida. No será tan fácil olvidarme de ti porque por mucho tiempo
idealice una relación perfecta contigo y baje la guardia.
No te
preocupes, yo sabré seguir adelante. Yo sabré darme mi lugar, lugar que tú
nunca quisiste darme.
Este es el adiós definitivo. Te quiero Querido.
Paola 2016
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